lunes, 2 de junio de 2008

Martín Bracamonte Rivas: Poema escrito en ocasión de una ocasión que nadie teme.

Espero que este poema les guste aunque la situación de la que habla es bastante dolorosa y expresa un punto de vista (mejor dicho, no lo expresa, no de manera inmediata) que no necesariamente tienen que compartir. La primera parte del poema es un poco arcaizante porque pensé que sería bueno una introducción así para darle cierta musicalidad a la estrofa. La segunda parte y la tercera son deliberadamente amargas porque en ellas está medularmente un estado de ánimo, un recuerdo de un viaje a Córdoba, cruzando Santa Fé en micro y viendo los campos de soja bailar de un modo casi místico, ganandole vida a la luz del sol.

Si lo que embriaga al hombre no es un vino,
Es resentimiento y egoísmo de dos, ser uno y uno.
Cualquier partido amerita, guelfo o gibelino,
Que yo no me decida por ninguno
Porque el pingüino anda erguido como el hombre,
Pero el hombre no desciende del pingüino.

Maldita seas soja, bastarda inútil de la tierra,
Sucedánea de la carne, del trigo y de la leche
.Ojalá pudiera agotar tu simiente
Y rasgarle con los puños el velo a los cielos
Para que nunca más envenenes a los campos,
A la carne, al trigo y a la leche, con tu remedio.
Porque los egoístas y los matones
Podrán pelear por vos, semillita,
Pero yo no peleo con ninguno de ellos.
Verdes o negros:
En mi jardín no tengo flores
Sino para aquel que duerme sin color.
Para el pequeño
Que huye de los piquetes y de los falansterios.



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