miércoles, 10 de septiembre de 2008

Canaan.

Cuando niño, el egipcio
Que a veces me llevaba
A la orilla del mar
A contarme la historia
De Jacob, de Agar,
De Rebeca y de Isaac,
Me enseñó a leer los nombres
Que dibujan en la arena
La luz de las estrellas,
La sombra de las cosas.

En los templos olvidados
Que ya nadie visita
Solo viven viejos becerros
Que han servido a algún culto,
Estos viejos becerros de marfil
No son la tumba
De dioses olvidados
Cada uno es una tentación
Para no seguir adelante.

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